....poesía actual

 

Germán Weissi
Desesperadamente
PeAZeta Bs. As. 2003

Por Romina Freschi

Ser chico o chica, novio o novia, amigo, amiga, trola, puto, gay, mascota, madre, escritor, poeta, besado, no importa. O importa demasiado, importa al punto de querer serlo todo y poder elaborar en cada uno de esos roles, y en la superposición de ellos, un intersticio de melodrama que permita vivir todas las vidas a un tiempo, con la intensidad necesaria. –todos deberíamos tener un diario/ íntimo y casarnos algún día- dice Germán Weissi en éste su primer libro, en el poema más aburrido, según el libro indica, aunque no le creo claro. Primer libro de una primera persona que parece escurridiza pero que eso es solo en la medida en que la cantidad de continentes que contienen al yo se hacen presentes. Otros personajes, como amores y amigos, van conteniendo al yo que desborda la energía íntima de sus roles “yo podría tener un Terremoto 7.3 en mi cuerpo/ que vos ni te enterarías”. Esa omnipresencia del yo lo divide en roles, y le permite vivirlos todos, hasta la revelación de lo más íntimo y efímero, desnudo en su rol de rol. Desesperadamente, es un libro muy lindo, y por cierto super entretenido, difícil de largar. Sin embargo, es difícil de agarrar también: su título no lo ayuda, y la edición es francamente horrible, muy descuidada. Aquí me pongo a pensar en esto de que se editan demasiadas cosas y surge ante mí la necesidad de la figura del editor. Pocos editores hay en Argentina, y ninguno para un joven poeta. Los poetas han debido hacerse cargo de sus propias ediciones pero eso no es justo, y la figura del editor en varios casos, brilla por su ausencia y dibuja el contorno de su propia necesidad. Necesidad de un editor que pueda comprender y abarcar estéticamente un libro, y trabajarlo también desde el diseño gráfico y sobre todo, un editor que pueda aconsejar y ordenar la desmesura, pensar nuevos órdenes, marcos, títulos, que den importancia al trabajo del que escribe, y lo guíen también. Afortunadamente la escritura de Germán sobrevive a estos obstáculos de su edición y es capaz, por momentos, de dejarlos atrás.